Alicante, una provincia ubicada en la costa este de España, es famosa no solo por sus playas bañadas por el Mediterráneo sino también por albergar algunos de los pueblos más encantadores y pintorescos de la región. Estos lugares, con sus calles empedradas, arquitectura tradicional y vistas espectaculares, ofrecen una experiencia única lejos del bullicio de las grandes ciudades. Explorar estos pueblos es sumergirse en una rica historia, cultura y gastronomía que define al Levante español.
Más allá de las playas y el turismo de masas, Alicante guarda secretos en sus pequeñas localidades, donde el tiempo parece haberse detenido. Desde altas montañas hasta costas serenas, cada pueblo cuenta su propia historia a través de sus monumentos, festividades y tradiciones. Esta guía invita a descubrir la esencia de Alicante a través de sus pueblos más bonitos, aquellos que encantan a todos los que tienen la suerte de visitarlos.
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1. Crevillente
Crevillente, también conocido como la capital del tapiz, destaca por su profunda tradición en la fabricación de alfombras y tapices de renombre mundial. Este legado se entreteje a través de sus calles, talleres y tiendas, donde se exhiben obras que fusionan habilidades ancestrales con diseños innovadores. Más allá de su industria textil, Crevillente cautiva con su casco antiguo de marcado carácter mediterráneo y su entorno natural, especialmente el Parque Natural de El Hondo. Sus fiestas de Moros y Cristianos, celebradas con gran pompa, añaden una rica capa de cultura y tradición al encanto de este pueblo. Si quieres saber más, descubres los 10 lugares esenciales que ver en Crevillente, muy cerca de la Costa Blanca de Alicante
2. Altea
Altea, joya de la Costa Blanca, se distingue por su casco antiguo de calles empedradas y casas blancas, coronado por la imponente iglesia de Nuestra Señora del Consuelo con su cúpula de azulejos azules y blancos. Este laberinto de calles ofrece vistas espectaculares del Mediterráneo, creando un contraste mágico con el azul del cielo y el mar. La Plaza de la Iglesia es el corazón de la vida social en Altea, rodeada de terrazas, pequeñas galerías de arte y tiendas de artesanía. Pasear por Altea es como caminar por una pintura, donde cada rincón esconde una historia y una belleza sin igual.
3. Guadalest
Situado en el interior de la provincia, Guadalest es un pueblo de postal, literalmente tallado en la roca de la montaña. Su castillo, accesible solo a través de un túnel excavado en la roca, ofrece unas vistas panorámicas asombrosas del valle y del embalse de Guadalest, uno de los paisajes más fotografiados de España. El casco antiguo, con sus museos peculiares, tiendas de recuerdos y calles estrechas, es un testimonio viviente de la historia medieval de la región. La tranquilidad de Guadalest, junto con su rica oferta cultural, lo convierte en un destino imprescindible para aquellos que buscan experimentar la historia y la naturaleza en perfecta armonía.
4. Villajoyosa
Conocida también como La Vila Joiosa, este pintoresco pueblo costero destaca por sus coloridas casas que parecen competir en vivacidad con el azul del mar que las baña. Villajoyosa es famosa por su tradición chocolatera, siendo sede de algunas de las fábricas de chocolate más antiguas de España. Su casco antiguo, con sus estrechas calles y casas decoradas con flores, junto a la impresionante playa de fina arena y su animado puerto pesquero, hacen de Villajoyosa un lugar lleno de vida y color. La fiesta de Moros y Cristianos, declarada de Interés Turístico Internacional, es un espectáculo cultural que ningún visitante debería perderse. Si quieres saber más sobre este bonito pueblo, no te pierdas las 12 cosas que ver y hacer en Villajoyosa.
5. Jávea
Entre el azul del mar y el verde de sus montañas, Jávea (o Xàbia, en valenciano) es un verdadero paraíso en la Costa Blanca. Conocida por sus playas cristalinas y sus calas escondidas, Jávea es el destino ideal para los amantes del mar y la naturaleza. El Parque Natural del Montgó ofrece rutas de senderismo con vistas impresionantes del Mediterráneo y la posibilidad de descubrir la rica biodiversidad de la zona. El casco antiguo de Jávea, con su arquitectura gótica y sus mercados tradicionales, invita a pasear y descubrir la historia y la gastronomía local.
6. Calpe
Calpe, con su imponente peñón de Ifach, un macizo rocoso que se eleva majestuosamente sobre el mar Mediterráneo, es una de las estampas más icónicas de la Costa Blanca. Este pueblo no solo ofrece playas de arena fina y aguas cristalinas, sino también un rico patrimonio histórico que incluye los baños de la reina, yacimientos arqueológicos y su pintoresco casco antiguo. Las calles de Calpe están llenas de vida, con un mercado semanal que ofrece productos locales, y una amplia gama de restaurantes donde se puede degustar la frescura del mar en cada plato. El Parque Natural del Peñón de Ifach, accesible para todos los públicos, ofrece una de las mejores vistas de la Costa Blanca, un lugar perfecto para los amantes de la naturaleza y la fotografía.
7. Denia
Denia, puerta de entrada a la Costa Blanca desde el mar, es un vibrante pueblo costero conocido por su castillo que domina la ciudad, sus históricas murallas y su bullicioso puerto marítimo, desde donde parten ferries hacia las idílicas Islas Baleares. La gastronomía de Denia es reconocida mundialmente, siendo cuna de la gamba roja, un manjar que atrae a gourmets de todo el mundo. Sus calles, llenas de historia, desembocan en playas de ensueño y pequeñas calas, mientras que el Montgó, su montaña protectora, ofrece innumerables rutas de senderismo entre paisajes de una belleza sin igual. La mezcla de culturas, palpable en sus fiestas y tradiciones, hace de Denia un lugar donde cada visita se convierte en una experiencia única.
8. Finestrat
Finestrat es un encantador pueblo que combina mar y montaña de manera única, situado en la sombra del Puig Campana, una de las cimas más altas de la Comunidad Valenciana. Su casco antiguo, con calles estrechas y empinadas, casas colgantes y plazas llenas de encanto, ofrece una atmósfera tranquila y acogedora. La Cala de Finestrat, a los pies del pueblo, es un hermoso contraste con su playa de arena dorada y aguas tranquilas, ideal para disfrutar del sol y el mar. La combinación de actividades de montaña, como senderismo y escalada, con la relajación de la playa, hacen de Finestrat un destino versátil y atractivo para todos los gustos.
9. Polop
Polop, ubicado en el valle del río Guadalest, es un pintoresco pueblo de interior conocido por su castillo en ruinas que corona la colina, ofreciendo vistas panorámicas del entorno natural. Las fuentes de los Chorros, con más de 200 caños de agua fresca y potable, son el corazón del pueblo, un lugar de encuentro y frescor en los días de calor. Sus calles y plazas, repletas de historia y leyendas, invitan a perderse y descubrir el encanto de la vida rural alicantina. La cercanía a las montañas y parques naturales hace de Polop un punto de partida ideal para aventureros y amantes de la naturaleza que buscan explorar la belleza interior de Alicante.
10. Elche
Elche se distingue por su Palmeral, Patrimonio de la Humanidad, una extensa red de jardines que alberga más de 200,000 palmeras, creando un paisaje único en Europa. Este oasis en medio de la ciudad no solo es un testimonio de las técnicas agrícolas árabes sino también un lugar de serenidad y belleza natural. Además, Elche presume del Misteri d’Elx, un drama sacro-lírico que se representa en la Basílica de Santa María cada año y ha sido declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. La ciudad ofrece una mezcla intrigante de historia, con su centro histórico y el Parque Arqueológico de La Alcudia, y modernidad, gracias a sus zonas comerciales y su vibrante vida nocturna. Elche es una ciudad que encarna la diversidad cultural y la riqueza histórica de Alicante, ofreciendo a sus visitantes una experiencia única donde la tradición y la modernidad conviven en armonía. Si quieres saber más, descubres los 15 sitios imperdibles que ver en Elche y alrededores.
11. Benidorm
Benidorm se erige como un icono del turismo mediterráneo, conocido por sus imponentes rascacielos, playas de arena dorada y vibrante vida nocturna. Esta ciudad, que alguna vez fue un tranquilo pueblo de pescadores, se ha transformado en uno de los destinos más populares de la Costa Blanca, atrayendo a visitantes de todo el mundo en busca de sol, mar y diversión. Benidorm ofrece una amplia gama de actividades para todos los gustos, desde relajarse en sus extensas playas, como Levante y Poniente, hasta disfrutar de emocionantes atracciones en sus numerosos parques temáticos, como Terra Mítica y Aqualandia. La ciudad también es famosa por su mirador del Castillo, que ofrece espectaculares vistas panorámicas de la bahía y es el lugar perfecto para contemplar un atardecer inolvidable. A pesar de su modernidad, Benidorm conserva rincones que recuerdan su pasado, como el casco antiguo, donde se puede disfrutar de la gastronomía local en un ambiente más tradicional. Si estás pensando visitar este pueblo, echa un vistazo a las 8 cosas que ver y hacer en Benidorm.